domingo, 10 de julio de 2011

Venga, el "te odio" no iba en serio.


Todo el tiempo te quiero, como lo más inmenso, como el océano. Pero haces que te odie,  por tus tonterías mediocres, pero nadie es perfecto. No es fácil, nadie lo dijo. Pero tampoco es difícil, ni imposible.

-Te quiero y empiezas a hacer esas cosas que tanto me molestan. Te odio. 
-Te odio y me miras con esos ojos encantadores y me abrazas. Te quiero.

Y así todo el tiempo. Eres tan idiota... Y tan mono.

Eres esa clase de persona con dos caras, con la facilidad de cambiar tanto, que a veces, ni te reconozco. Un total desconocido para mi... Y es que, por mucho que conozcas a una persona, jamás la conocerás del todo.

Tienes ese don para hacerme reír, para llorar, para conmoverme con cualquier cosa. Con lo más insignificante, porque tú le das ese encanto especial, que nadie sería capaz de darle.

Podría pasarte algo grave, que siempre me preguntarás tú primero: "¿Cómo estás?". Y si estoy mal, me consuelas, aunque tú estés peor. Maldita egoísta.

Me comprendes, te preocupas por mi y sin embargo hay veces que te odio. No te merezco, ni lo más mínimo. Te quiero, que lo sepas.

Arrancaría tantos pétalos de margaritas por ti hasta dar con un te quiero...

Te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero...

Al fin, el último pétalo, y es un te quiero, pero eso tú ya lo sabías, aunque jamás habláramos de ello.