lunes, 25 de julio de 2011

Alice in Wonderland.


La pequeña Alice ya creció, ya no es la misma niña inocente que perseguía conejos y que hacía caso de las etiquetas de los frascos y de las galletas. La que hablaba con gatos que desaparecían, o la que tomaba té en lugar de alcohol. Ahora jugaba con las personas, al igual que si fueran cartas.


Los bastos, a los que hiere. 
Los diamantes, los que roba.
Los corazones, los que rompe. 
Y las espadas con las que mata.


La pequeña Alice, ya creció, ahora se dedica a borrar los buenos recuerdos que teníamos de ella. Ya no viste con un vestido azul y un delantal blanco, tampoco es una chica adorable y de la que todos nos habíamos enamorado. Ahora viste de negro, con zapatos de aguja y va destrozando vidas y sueños.

Alice, ¿qué es lo que te pasó?
¿No ves que te preferíamos como eras antes?
¿Qué es lo que te hizo cambiar de este modo?
Alice, pequeña... Vuelve.


Todos cambiamos a medida que nos hacemos mayores, pero... Tampoco deberíamos ser como esta nueva Alice, todos la preferíamos como era antes.
No te conviertas en una persona así, no cambies. Y si lo haces, que sea para bien.

miércoles, 13 de julio de 2011

Ivón

Yo no quiero tener una casa bonita, ni una caravana gigante. 
Yo quiero ser una chocolatina energética y vivir en un platillo volante.
Yo no quiero un jardín inmenso, ni una piscina junto al pienso de los perros.
Yo quiero viajar por el espacio y vivir contigo, despacio... Sin que pase el tiempo.

domingo, 10 de julio de 2011

Venga, el "te odio" no iba en serio.


Todo el tiempo te quiero, como lo más inmenso, como el océano. Pero haces que te odie,  por tus tonterías mediocres, pero nadie es perfecto. No es fácil, nadie lo dijo. Pero tampoco es difícil, ni imposible.

-Te quiero y empiezas a hacer esas cosas que tanto me molestan. Te odio. 
-Te odio y me miras con esos ojos encantadores y me abrazas. Te quiero.

Y así todo el tiempo. Eres tan idiota... Y tan mono.

Eres esa clase de persona con dos caras, con la facilidad de cambiar tanto, que a veces, ni te reconozco. Un total desconocido para mi... Y es que, por mucho que conozcas a una persona, jamás la conocerás del todo.

Tienes ese don para hacerme reír, para llorar, para conmoverme con cualquier cosa. Con lo más insignificante, porque tú le das ese encanto especial, que nadie sería capaz de darle.

Podría pasarte algo grave, que siempre me preguntarás tú primero: "¿Cómo estás?". Y si estoy mal, me consuelas, aunque tú estés peor. Maldita egoísta.

Me comprendes, te preocupas por mi y sin embargo hay veces que te odio. No te merezco, ni lo más mínimo. Te quiero, que lo sepas.

Arrancaría tantos pétalos de margaritas por ti hasta dar con un te quiero...

Te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero, te odio, te quiero...

Al fin, el último pétalo, y es un te quiero, pero eso tú ya lo sabías, aunque jamás habláramos de ello.

sábado, 9 de julio de 2011

Arenas movedizas.

No quiero cantos de sirenas, ni compases de corales. 
No quiero bailar con la arena, porque me da miedo pisarla.
No quiero esperar sentada, mientras veo como caminas.
No quiero levantarme, mientras digas que no me amas.

Cuidado con lo que desees.

Siempre quise pasar desapercibida, ser invisible a los ojos del mundo.


Pero... Creo que algo no salió bien.

viernes, 8 de julio de 2011

Por no leer.

Contratos de amigos, en los que juras fidelidad y felicidad.
Pero firmé sin darme cuenta de la letra pequeña, donde ponía que me harías daño de verdad. 

Monstruo

¿Quieres dejar de aparecer en mis sueños?
Me arruinas mis noches y también mis mañanas.                                                                   
Esos sueños tormentosos en los que apareces y desapareces como si te desvanecieras entre las cortinas azules de mi habitación, como de si un mar se tratase.                                                                      
Con esa dulzura que parecías tener al principio, con esas palabras de buenas noches que me dedicabas, con el cariño que me dabas y después...
Resultaste ser un monstruo.                                            
Pensé que eras mi amigo, pero solo estabas conmigo por lo que te daba, por esas galletas nocturnas.                      

¿Y yo que esperaba a cambio?
Nada.
                                                                                                                         

martes, 5 de julio de 2011

Con el tiempo, todo se olvida.


¿Has recordado alguna vez tu infancia?
Esas sensaciones, esas palabras, esos sentimientos... 
Y a medida que te haces mayor, hay cosas que conservas y otras que olvidas.
Debes saber que el tiempo no espera, aunque trates de apresarlo con la mano, se aleja en cuanto la abres.
Y entonces, adviertes... que tu mano está vacía.

Te pudres...


Cojo un cigarrillo, para así poder olvidar las frustraciones, el dolor, el rechazo, los enfados, los latidos de mi corazón, las decepciones y sobretodo, para olvidarte a ti.
Para olvidarme del tiempo, para abrir nuevas puertas a mi corazón, para sentir mis latidos otra vez, como si volviera a renacer.
Pero digan lo que digan y hagan lo que hagan, de todo eso, lo único que consigues son unos pocos minutos de placer y a cambio de ello, tu vida.

Cojo un cigarrillo, lo tiro por el retrete, y ya son nueve cigarrillos que el retrete se ha tragado.

Armas

Adelante, dispárame.
Me hieren menos las armas, que tus palabras.
Vamos, espósame.
Solo espero, que luego te arrepientas.
Venga, ódiame. 
O acabaré contigo, antes de que te des cuenta.